Thailandia, contacto con su pueblo
Despedirse de la costa de Railay a vista de barca tal y como habíamos llegado fue todo un acto de melancolía, ver de nuevo sus imponentes formaciones carsicas desde la distancia y sentir como se hacen más insignificantes a medida que avanza la distancia.
Thailandia destaca por los viajes organizados para turistas, en donde si estás dispuesto a pagar hasta tres veces el precio del transporte local puedes tener mayor variedad de horarios con una duración muchísimo menor y quizá mas cómoda, pero a mi parecer, no me resulto más que una forma de organización de las zonas turísticas y una forma de lucro basada en el turismo y lejos de las posibilidades locales, sin embargo, muchos recorridos los realizamos con estas compañías, o bien por incompatibilidades con el transporte local o por carencia de información del transporte local.
Llegamos a Kho Lanta Yai tras dos viajes en barco y otro en miniban, la primera sensación es desoladora, nos encontramos una carretera llena de trafico, poco iluminada y esto sumado al viaje de 9 horas hace que sintiese en mi estomago la angustia de sentir que era el sitio equivocado. Caminamos en busca de algún lugar donde poder dormir y dimos finalmente con la playa, la imagen fue impresionante, una orilla llena de bares con música reggae y luces led y de neon daban a la playa la imagen de un autentico festival psy.
Por la mañana descubrimos que la sensación de la noche anterior al llegar era fruto del cansancio mental, nos encontrábamos ante un nuevo paraíso, esta vez con playas kilométricas y un ambiente joven, festivo y local. Kho Lanta Yai es la mayor isla de Thailandia, cuna del reggae, con pueblos tan antiguos cuyo origen se pierde en la historia y con varios parques naturales tanto interiores como a pie de mar.
Alquilamos de nuevo una moto para conocer la isla con total independencia, lo que nos dio la posibilidad de explorar rincones que no aparecian en la guía: descubrimos playas vírgenes, mercadillos de gente local en medio de la selva, recorrimos un pueblo de gitanos del mar (poblaciones nómadas cuya subsistencia se basa en la pesca tradicional)…
Conocer la gente de la isla y sus costumbres fue todo un regalo, dejar de sentir que eres un turista que va como un rebaño a los sitios donde les han indicado ir y sentirse en un lugar auténtico, en una Thailandia más real y sin tanta idealización capitalista.
Hemos llegado al ecuador del viaje, nos despedimos del mar para adentrarnos en el norte y el interior del país en busca de nuevos rincones maravillosos… Más es el próximo post, muchas gracias.
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